La sanación a través del yoga
- YogaBlan
- 8 may 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 may 2019
¿Te has preguntado por qué hay yoguis y yoguinis que rondan los 100 años y cuya elasticidad y características físicas parecen mejores que las tuyas?
¿O por qué se recomienda tanto el yoga en las consultas médicas?
La mente influye en el cuerpo, el cuerpo influye en la mente. Somos un todo y nos olvidamos con demasiada frecuencia de ello, separando ambas cosas, como si pudiéramos hacerlo sin lastimarnos, como si debiéramos darle prioridad a una antes que al otro.
Las consecuencias son devastadoras. Paliar tales daños resulta tan primordial como dificultoso. En tales casos, es fácil, muy fácil, que cualquier eventualidad de la vida, cualquier traspiés, nos cause daños, en ocasiones irreparables; las más de las veces: aparentemente irreparables.
Enfermedades como la fibromialgia nos atacan desde nuestro cerebro más interno, desde lo más hondo del alma, nos minan el alma y con ella el cuerpo, terminan de debilitarnos y nos reducen a nada.
Otras, como la artrosis, nos van agarrotando lentamente, sin darnos cuenta, hasta que un día dan la cara aquí o allá y ya es tarde (en apariencia).
La mayoría de las molestias o patologías que nos afectan en nuestros días tienen una posibilidad de mejora sin tantas medicaciones rápidas de efectos rápidos para calmar sensaciones y hacernos creer que podemos seguir tirando de ese maltrecho carro.
El yoga no tiene ese componente mágico e instantáneo de la medicina occidental, de las cápsulas y las pastillas.
El yoga es una disciplina holística, que actúa en la medida en que te comprometas con consciencia, constancia y conocimiento; lentamente, sin que veas un avance rápido, sin que te quite los dolores tras la primera toma.
Pero moviliza las articulaciones, las nutre, les da elasticidad, fuerza a los músculos y tendones, moviliza órganos internos y también los nutre, corta el flujo en sangre de tanta adrenalina y libera endorfinas, relaja, activa glándulas y las conecta entre ellas, libera estrés, te conecta contigo mism@: une cuerpo y mente.
Aprendiendo a escuchar tu propio cuerpo, aprendes a parar cuando te lo pide; aprendes a respetar sus necesidades, aprendes a darle tiempo para recuperarse de cuanto le está afectando.
Igual que cuando te cortas en un dedo, la herida tan solo necesita algo de tiempo para cerrarse y el cuerpo sabe curarse a sí mismo, del mismo modo puede mantenerse en buena forma sin los envejecimientos prematuros de las sociedades con prisas que tanto lo esclavizan y extasían.
Sin duda el yoga no podrá nunca sustituir un quirófano en caso de extrema necesidad, o curar el cáncer. No van por ahí los tiros. No se trata de encomendarse a un gurú y "que sea lo que tenga que ser". Se trata de aprender a escucharnos, a respetarnos, a querernos, y a dejar que las heridas se cierren, antes de continuar.

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